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miércoles, 10 de agosto de 2011

Chalkidikí (I). Kassandra: el sur y poco más.


 

NOTA: Iré escribiendo posts sobre la península calcídica a medida que la vaya conociendo más en profundidad. Sobre la tercera pata, por ejemplo, escribí algo aquí. Chalkidikí será un tema recurrente.

La primera pata de Chalkidikí es la península de Kassandra. Desgraciadamente, no la puedo recomendar si lo que se quiere es pasar varios días de vacaciones. No es que no tenga lugares bonitos, pero la mano del hombre se deja ver demasiado. Y no lo digo sólo yo. Leed cualquier guía seria y veréis que tengo razón. 

Pero antes de profundizar en Kassandra, comentemos un poco lo que podemos encontrar antes. La costa en la zona dibuja formas caprichosas que hacen que uno se vuelva loco. A veces da la impresión de que vayas donde vayas acabarás en el mar. Agua en la proa y en la popa. 

Existe la posibilidad de playa en el mismo Golfo Thermaiko, a unos 20 kilómetros, en Perea. Otra opción es Epanomí, un poco más lejos aunque menos masificada, ya en el Egeo. Sin embargo, como me reservo un post para estas zonas, sigamos adelante.

Playa de Potidea.

Saliendo desde Salónica hacia Chalkidikí hay autovía. Conviene evitar pasar por ella los sábados a media mañana cuando empieza el buen tiempo porque el tráfico es infernal. No hay áreas de descanso y los pueblos que van pasando no merecen la pena. Sin embargo, la carretera se va estrechando y pierde un carril por el camino. Poco antes de llegar al desvío a Kassandra, un carril para allá y otro para acá. No hay más. Por eso las colas pueden llegar a desesperar al más paciente de los conductores los días de calor.

Si lo que se pretende es sólo bañarse, sin que importe mucho la calidad de la arena ó la cantidad de gente, una buena opción es Nea Moudania. Como se ve en el mapa, es la zona costera más cercana a Kassandra que no se adentra al mar. Las playas no son demasiado buenas, aunque si lo único que interesa es tomar el sol, mojarse de vez en cuando y beber una cerveza fría, sirve. Es perfecto para aquel que no quiera hacer demasiados kilómetros. También es factible ir en autobús. Tras el desvío la carretera empeora, pero no se tarda nada en llegar. La playa la eliges tú, porque hay unas cuantas. 

Kalikratia

Quizás la playa más conocida de Nea Moudania, junto con la de la capital, sea la de Kalikratia, un pueblo costero que no tiene nada de particular, pero que frecuentan los tesalonicenses que no quieren cansarse en la carretera. Se llega en poco más de media hora. Lo más destacable es la zona peatonal, agradable para pasear, y los lugares para comer junto a la arena. La aparición del ladrillo ha hecho mella en la zona, además de la “invasión” rusa. Todos los carteles están en ruso y en griego. Ya han montado sus propios negocios. 

¡Ah! Uno de los principales atractivos de Kalikratia y de los vecinos pueblos costeros es la vida nocturna. Mucha marcha y hasta altas horas de la madrugada de Semana Santa en adelante. Los chulos de Salónica no lo dudan.

Moudaniá.

Más adelante, a unos 45 minutos de Salónica, está Flogita. Es el típico pueblo costero, todo plano y con calles anchas que van a dar al mar. Esta sensación de espacio fue la que más me gustó, porque a pesar de haber gente, se nota menos. Tarde o temprano, llegarás a una enorme plaza donde podrás dejar el coche. Una serie de tabernas recorre la playa de punta a punta, además de una serie de hoteles que se pasan por el forro la ley de costas -que dudo que aquí exista-. Además, han ocupado la playa con sus tumbonas, cosa que dificulta el paseo por la orilla.

  
Playa de Nea Flogita y acceso a la misma.

Un apunte sobre las tabernas playeras. Por lo general, la calidad es floja y siempre ofrecen lo mismo. Se trata de tener suerte y acertar con la mejor, o de dejarse aconsejar por algún habitante del lugar. Yo siempre intento evitar aquellas cafeterías o tabernas en las que se permite que algún comensal coma sin camisa. ¡Puej! Turismo basura.

Se ve mucho inmigrante ruso, búlgaro y de otras zonas de los Balcanes. Hay tantos apartamentos construidos, que dudo que sean ocupados ni siquiera durante el verano. Demasiada oferta para tan poca demanda. En invierno no hay nadie, aunque los hay que se han instalado allí para siempre.

La playa de Flogita es grande. Como la mayoría de las playas griegas, es estrechita y larga. Apenas caben tres o cuatro filas de tumbonas, las suficientes para fastidiar el paisaje. Al ser sumamente larga y no haber rocas que formen cuerno, el aire toma protagonismo. La zona es demasiado abierta y el mar siempre está removido, cosa rara en el Egeo. Apenas puede uno meterse muchos metros porque enseguida te cubre el remolino. 

Justo en el momento en el que hay que desviarse a la península de Kassandra, llegamos al estrecho de Potidea. Merece la pena hacer una excursión hasta allí y echar un vistazo al estrecho. Una bonito canal une el Golfo Thermaico con el de Toroneos. La carretera pasa por encima. El pueblo posee una gran playa, esta vez ancha y larga, que hará las delicias de los bañistas. Con el coche uno puede recorrer el canal para bañarse también en el otro lado, aunque la playa no sea tan buena. A simple vista, se ve que Potidea ha crecido mucho los últimos años, con nuevas urbanizaciones y chalets modernos. Es y ha sido siempre un lugar estratégico importante. Si hacemos un repaso a la historia veremos que ya era importante en tiempo de los persas y demás.

Canal de Potidea.

El otro lado del canal.

Aunque sus aguas no sea tampoco ninguna maravilla, es un buen lugar para tener una casa veraniega. Está al principio de la primera pata y no muy lejos de la segunda, con lo que uno puede hacer excursiones no muy largas pero provechosas durante el verano. Las casas construidas en primera línea son horrorosamente feas.

La mano del hombre se deja ver aún más si cabe en la península de Kassandra. No se puede cuantificar el impacto en uno y otro lugar, pero está claro que desde hace 30 años para acá han convertido un lugar paradisíaco en una sucesión de mamotretos de hormigón detestables. Imagino que la pata debía ser casi como una isla, con sus pueblos desperdigados por ahí y sus carreteras sin asfaltar. Hoy en día, se lo han comido. 

La carretera está bien asfaltada aunque es estrecha en algunos tramos. Circulan los autobuses de línea hasta bien abajo y a veces los chóferes van como locos. La carretera está tan cerca de la costa que, como en muchas islas, los conductores aparcan el coche en la misma. Cualquier agujero es bueno. 

Las pendientes son respetables y muchos parkings de hoteles cercanos no facilitan las cosas porque ocupan mucho terreno. Hay varios hoteles ciertamente lujosos que se nota que han sido construidos “a saco”. Todo por la pasta. Además son tan grandes que incluso poseen -o se han apoderado- playas privadas. Sólo se puede hacer uno a la idea de lo que son cuando está dentro del mar, porque desde fuera no se aprecia.

Para acceder a muchas de las playas hay que descender por caminillos con curvas en herradura o incluso por zonas no asfaltadas. Con todo, no es óbice para que se siga construyendo. Cuanto más lejos de la civilización mejor y está claro que a medida que uno se acerca a la punta de abajo la cosa cambia. El problema allí será un poco el de la falta de infraestructuras. Lo mejor de la zona baja es la tranquilidad y los campings. Hay grandes zonas y es barato. 

De todas maneras, no conozco la parte sur en primera persona, aunque me han dicho que es lo mejor de la península. Le dedicaré un post en cuando la haya visitado.

Una vez llegados abajo, remontamos por el otro lado, que no está tan “civilizado”, aunque no tiene nada de especial. 

Sani.

Posiblemente, Sani es de lo más bonito de la pata. Curiosamente, Sani es una zona artificial. Es decir, ha sido construido de la nada por los especuladores. No es que el pueblo no existiera antes, pero es que prácticamente lo han refundado y reconstruido. No hace falta decir que alguien se ha llenado los bolsillos. Sani es un Resort. Pijolandia. Nido de tesalonicenses con dinero, búlgaros, rusos, serbios y lo que os podáis imaginar. Los camareros no saben griego. Hoteles, casino, apartamentos de lujo, helipuerto, teatro al aire libre, etcétera. Se han cargado el paisaje, pero tiene la mejor playa de Kassandra. Es grande y goza de todo tipo de facilidades. Para pasar el día, vamos. Hay que vigilar en las horas punta porque el acceso en coche a la playa se masifica. Sin embrago, merece la pena. Nadie diría que al final de la triste carretera que parece no llevar a ninguna parte te encuentre este magnífico lugar recreativo. 

Sani.


Pero volvamos al otro lado para hablar un poco más concretamente de ciertos lugares. La calidad de la arena y del agua no es comparable a la de Sani en ninguna de las siguientes playas. Quizás la playa de Afytos sea la mejor de la franja en este sentido. En días centrales de verano está absolutamente lleno. El pueblo es bonito y todavía mantiene algo del pasado, aunque los mamotretos ataquen nuestros ojos una vez en el mar. Es una playa bastante cerrada con barcas que impiden que te alejes mucho de la costa. No es muy grande y eso hace que la sensación de estar enlatado se acreciente. Un par de bares-taberna colocan las jodidas tumbonas a ras de agua y se llenan de chulos y creídas panza arriba. Afytos debe ser muy agradable durante la primavera, sin mucho calor ni mucha gente. Estoy seguro de que en las entrañas del pueblo te dan bien de comer.

Playa de Afytos.

Pueblo de Afytos.

La pequeña playa de Nea Fokiá es bastante curiosa. Muy cerrada y con una pequeña cuesta que alberga tres o cuatro restaurantes decentes, ofrece la posibilidad de bañarse en aguas tranquilas. Con todo, está en pleno pueblo, con lo que la calidad del agua no es óptima. Merece la pena hacer una parada, aunque sólo sea para hacer unas fotos a la torre que hay la punta del golfo o para comer. En caso de querer chapuzarse, recomiendo alejarse del centro y esconderse por ahí entre las rocas.

Nea Fokiá.


Una de las playas de Kryopigi no vale la pena (tiene otra mejor que no visité). Es una zona de paso hacia el sur. Hay un camping y poco más. La playa es muy flojita, con arena gruesa y muy abierta. Se llega por camino de cabras en los últimos metros. Es mejor seguir unos kilómetros más hasta Polichrono, Chanioti o Pefkochori. De todas maneras, repito, estas playas todavía no las conozco.

A la playa de Kalithea le doy un aprobado. No es tampoco ninguna maravilla y las dichosas tumbonas han invadido la arena. En temporada alta es un engorro encontrar sitio para aparcar. Domina el turismo del este y los hoteles están casi a ras de agua. Otra catástrofe provocada por el hombre, a pesar de que el agua y la arena son de calidad notable.

  
Kalithea.

En resumidas cuentas, podemos decir que hasta la mitad de la península de Kassandra nos encontramos con un paisaje castigado por el "cáncer" de la construcción. La playa de Sani es la mejor con diferencia y de lo demás, Nea Fokiá y Afytos tienen cierto encanto. El canal de Potidea es espectacular y la playa es grande, con lo que recomiendo también realizar una paradita. Las playas más cercanas a Salónica son bastante malas, la verdad, aunque para alemanes, rusos o serbios sean lo mejor del mundo. 

Como opinión personal me queda decir que el turismo ruso está ayudando mucho al sector en el norte de Grecia. El problema es que, poco a poco, van creando sus propios negocios y comprando terrenos. Dentro de unos años, seguramente el negocio lo harán ellos. Ya en España -conozco la Costa Dorada- ha crecido el turismo ruso ostensiblemente. Y no es precisamente turismo de chancla. Alquilan las mejores habitaciones y dejan las mejores propinas. Pero a España sólo van a pasar unos días para luego volver. A Grecia han venido para quedarse. Que cada uno saque sus propias conclusiones. 

Afytos

NOTA: como he escrito a lo largo del post, Kassandra será la protagonista de otro post cuando haya hecho alguna incursión a la parte que me falta.

NOTA: conviene no dejarse engañar por las fotos que nos muestran las agencias de viajes, que nos pintan todo como un paisaje paradisíaco maravilloso cuando en realidad no lo es.

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